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Viernes, 27 12 2019
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ENTREVISTA

Astori: “el país mejoró"; el déficit se ve con "sentido de urgencia" que no corresponde con la realidad

El ministro de Economía y Finanzas Danilo Astori habló en entrevista con El País sobre la situación económica, el déficit fiscal y la transición con el gobierno de Luis Lacalle Pou, entre otros temas.

"Uruguay nunca dejó de crecer, últimamente poco pero siguió creciendo, y ahora estamos teniendo indicios de que estamos iniciando una etapa de recuperación del crecimiento económico"

MATHÍAS DA SILVA Y FABIÁN TISCORNIA

Tras 15 años en puestos clave del Poder Ejecutivo (dos períodos como ministro de Economía y uno como vicepresidente de la República) y como referente de la conducción económica dentro del Frente Amplio, Danilo Astori cerrará un ciclo en marzo. Se visualiza como una figura “de control y contribución” en el nuevo Parlamento, aunque aún está “dolido” por el tono de la campaña electoral y por las rispideces durante la transición.
El actual ministro de Economía sostuvo que “el país de hoy es mucho mejor que cuando asumimos”. También que “el tema fiscal se analiza con un sentido de urgencia y gravedad que no tiene correspondencia con la realidad”, porque “las fortalezas” construidas le permiten al país “tomarse un tiempo para seguir combatiendo el déficit” a través de mayor crecimiento e inversión. A continuación, un resumen de la entrevista con El País:

—Como líder del equipo económico durante tres períodos, ¿con qué sensación deja el gobierno?

—Del deber cumplido a través de la dedicación, no tengo dudas. Dediqué mucho trabajo y mucha concentración a esta tarea. Pero no sería justo si lo hiciera desde el punto de vista personal porque me acompañó un equipo extraordinario en lo profesional, en lo humano, sin el cual no hubiera sido posible lograr lo que se logró. ¿Qué se logró? Creo que el país mejoró, mejoró mucho. Esto no quiere decir que no queden problemas pendientes. Pero, mirado con una perspectiva general y global, estoy convencido que este país de hoy es mucho mejor que el que existía cuando asumimos la tarea. No quiero que se interprete que esta es una afirmación soberbia porque no lo es.

—¿Qué quedó en el debe, qué le hubiera gustado mejorar y no se logró?

​ —Podemos poner desde transformaciones estructurales, hasta temas de gestión. Dejo para el final los equilibrios macroeconómicos que también tienen que tener una trayectoria mejor. Desde el punto de vista de las transformaciones estructurales, la de la seguridad social es una de las más importantes. No es una materia propia del Ministerio de Economía, pero tampoco es ajena, porque la orientación de la transformación de la seguridad social tiene que tener en cuenta su contribución a una mejor trayectoria fiscal. Sin perder las conquistas alcanzadas, que fueron muchas, es evidente que esto tiene que ser coherente con la trayectoria fiscal del país. En materia de gestión, me gustaría seguir mejorando, y ojalá se pueda, en la calidad del gasto, con metas, con análisis de resultados, con compromisos de gestión. La mejora de los equilibrios económicos tiene tres aspectos a considerar: la política monetaria y cambiaria, la política fiscal y la política de ingresos. Se han realizado avances pero quedan aspectos para mejorar.

—En seguridad social el otro día dijo que en la reforma de 2008 no se atendió la situación fiscal, ¿pasó lo mismo con la ley de los cincuentones aprobada a fines de 2017?

​—La ley intenta reparar una situación injusta y por supuesto le exige al país un esfuerzo adicional en materia fiscal. En este momento estamos viviendo la época positiva de esa modificación porque los ingresos del Banco de Previsión Social están aumentando y lo van a seguir haciendo durante algunos años. Lo cual contribuye a darle al país la necesaria serenidad y el imprescindible horizonte temporal para procesar la situación fiscal con calma. Lo de los cincuentones tendrá que ser tenido en cuenta cuando se discuta una reforma del sistema, para que no vuelva a repetirse lo que fue un error de diseño de la reforma previsional (de 1996).

—¿Pero no había otra forma de solucionarlo teniendo en cuenta que el déficit ya era elevado?

​—Había alternativas y las consideramos, la que predominó en el gobierno es la que está en práctica. Pero nosotros planteamos una discusión muy fuerte y logramos parcialmente una mejora. Digo parcialmente porque nuestra propuesta iba más allá que la que se aprobó.

—¿Y el control de las empresas públicas? Porque allí también hubo un impacto fiscal.

—Una de las cosas que hicimos en el primer año de este gobierno fue reunirnos con los presidentes de las cinco empresas grandes (Ancap, UTE, Antel, OSE y la Administración de Puertos) para ver cómo mejorar las inversiones, los gastos de funcionamiento y en definitiva las hojas de balance de las empresas. Creo que tuvimos un resultado muy positivo. Porque en el segundo gobierno, la mitad del deterioro fiscal se produjo como consecuencia del resultado de las empresas públicas. Luego, al comienzo de este período, la contribución de las empresas públicas al resultado fiscal consolidado fue de 1% del PIB, lo cual significa un cambio importante respecto al pasado.

—Entonces, ¿por qué no se pudo bajar el déficit fiscal durante esta administración?

—Porque lo tenemos que corregir por dos vías: aumento de ingresos y disminución de los gastos, y ambos caminos se enlentecieron en este período por razones diferentes. Los ingresos tuvieron una trayectoria lentísima por la desaceleración en este período, y el gasto en Uruguay tiene características endógenas muy importantes. El subsidio a todo el sistema de seguridad social son 6 puntos del Producto, son US$ 3.600 millones. Menciono esto porque junto al Sistema Integrado de Salud, al Sistema de Cuidados, a toda la mejora de la agenda social que logró el país, no se la puede recortar rápidamente ni a un ritmo que la sociedad no tolere. Por lo tanto la disminución de ese gasto que representa el 80% del gasto total, es lenta también. El Uruguay ha venido avanzando lentamente y va a seguir así, pero tiene un activo fundamental que es su solvencia financiera, que le permite combatir el desequilibrio fiscal a un ritmo más lento que quien quiera perseguir este objetivo desde otras condiciones. Uruguay puede tomarse tiempo, tranquilo y sereno, para seguir combatiendo el déficit fiscal como lo está haciendo, insistiendo en el crecimiento y la inversión. Hay buenos indicios que las cosas van a ir mejorando de a poco, sobre todo este año que viene, y disminuyendo y mejorando la calidad del gasto simultáneamente, solo que la aguja se mueve lenta.

—¿Las calificadoras de riesgo le dan ese tiempo?

​ —Hasta ahora lo han hecho, han entendido y no tengo por qué pensar que van a cambiar el criterio. Por supuesto parto de la base que seguimos con la misma orientación, esto es demostrando que podemos incentivar el crecimiento, la actividad y por lo tanto la recaudación de impuestos, y por otro mejorar la calidad del gasto. Pero el universo de gasto mejorable desde el punto de vista de la calidad es la menor parte, lo otro es transformación estructural, seguridad social por ejemplo. El tema fiscal se analiza con un sentido de urgencia y gravedad, y por favor quiero que me entiendan bien, que no tiene correspondencia con la realidad. He oído cosas como que este es el peor resultado fiscal en 30 años, pero ese análisis es de una superficialidad total. Hace 30 años Uruguay tenía debilidades de todo tipo en materia macroeconómica y así nos fue cuando vivimos la gran crisis de principio de siglo. ¿Qué sentido tiene comparar el resultado fiscal de hoy con el de hace 30 años? Ningún sentido, porque son países distintos de los que estamos hablando.

Tres momentos complicados en el gobierno
Astori fue consultado por tres momentos complicados en estos 15 años donde “estuvimos involucrados en debates importantes”, según definió. El primero fue la discusión sobre mandatar destinar el 4,5% del PIB en el Presupuesto para la educación en 2005, el segundo fue el de los dos equipos económicos en el gobierno de José Mujica y el tercero fue las diferencias sobre la solución para los trabajadores cincuentones en 2017. En el primer caso recordó que la renuncia estuvo arriba de la mesa y en el tercero “estuvo a punto”. Sobre el segundo punto dijo: “nunca creí eso," de los dos equipos económicos, si no que "había integrantes de OPP con visiones diferentes”, pero "el equipo económico era uno solo".

—Los analistas coinciden en que el déficit siguió empeorando durante este período.

—Creo que la característica fundamental no es que ha ido en aumento, sino que las acciones que se han tomado en materia de ingresos y de gastos, por las razones que expliqué, no han tenido el impacto que pueden tener si la producción crece y si al mismo tiempo seguimos mejorando la calidad del gasto. No creo que haya habido un proceso de empeoramiento que diga que estamos actuando en una trayectoria fiscal equivocada, creo que estamos en la trayectoria fiscal que el país necesita hoy.

—¿Los cambios impositivos que hubo en este período (subas en el IRPF y el IRAE), que redundaron en un punto del PIB de recaudación, ¿se licuaron por la inercia del gasto?

—Esa fue la medida que tomamos para de alguna manera poner fiscalmente al país parado de otra manera. Creo que licuado no es la palabra, se neutralizó porque tuvimos una desaceleración importante del crecimiento, y eso formó parte de un contexto global y regional muy malo. Ahora, Uruguay nunca dejó de crecer, poco pero siguió creciendo, y ahora estamos teniendo indicios más o menos claros de que estamos iniciando una etapa de recuperación del crecimiento (económico). Ahora Brasil parece que empezara a retomar condiciones de crecimiento y mejor equilibrio, pero Argentina no, y es muy importante para Uruguay. Hoy Uruguay es radicalmente distinto, tiene una red de estabilidad financiera muy solida, tiene solvencia financiera, e institutos de regulación y supervisión bancaria que antes no tenía. Entonces el riesgo de exposición a ese tipo de asuntos que tiene hoy Uruguay respecto a Argentina no tiene nada que ver con el pasado. El país se desacopló sobre todo en materia financiera, y en materia de deuda sin dudas, pero no pudo evitar en ningún momento el impacto que tiene el mejor cliente de nuestro mejor producto de exportación (el turismo) que en un año normal son US$ 2.300 millones, y eso se deterioró enormemente con el tema argentino. Y ahora no quiero ni pensar, porque nos han pedido disculpas pero nada más. Es un golpazo el 30% (de impuestos a las compras de argentinos en el exterior). Por eso digo, la principal preocupación es la venta de servicios turísticos.

—¿Cree que el próximo gobierno logrará el ajuste fiscal que se propone por la vía de un ahorro de US$ 900 millones en el gasto?

—No, nunca creí en esa propuesta. No lo digo ahora porque estemos viviendo una época de transición, nunca creí en eso porque es muy difícil sin caer en un corte muy agudo de actividades que el país tiene en marcha y que son muy valoradas por la población. Por eso hablo del peligro de los desequilibrios sociales, que hay que tratar de evitar y todos debemos ayudar. Estoy hablando de seguridad, educación, del tema ambiental, los cuidados, que me parece que son avances importantes que el Uruguay ha logrado, sin perjuicio que esas actividades también son mejorables, por ejemplo a través de la mejor eficiencia del gasto. Pero ahorrar US$ 900 millones en un año, que tengo entendido es lo que se proponen, o US$ 1.000 millones como propuso Talvi y ya hace tiempo que no habla de eso, lo considero totalmente improbable, salvo que se cometan errores que no deberían ser cometidos. Hay que aceptar que Uruguay tiene que tener una trayectoria más tranquila hacia un mejor resultado fiscal, pero Uruguay no está en una situación de urgencia. He escuchado que hay que poner al país de pie, ¿qué quiere decir? ¿Hay que poner de pie a ese país que preside la situación de 73 emergentes (según un índice de JP Morgan), a un país que paga 3% de interés en los mercados financieros por acceder en dólares y 5% por Unidades Indexadas (UI), a un país que redujo 8% la pobreza? Creo que no se valora la realidad que se tiene ni las fortalezas que se construyeron.

—En el comunicado del FMI por la revisión por artículo 4° de Uruguay se sugería limitar el aumento del gasto para bajar el déficit y revisar todas las exoneraciones impositivas que hay hoy en Uruguay. Decía que en algún caso hay objetivos que se cumplieron. ¿Coincide?

​—Empecemos por el primer párrafo de ese informe, que dice que Uruguay está en una situación envidiable. O sea hay una valoración, que es la que está en esa medición de 73 países emergentes que pone a Uruguay al tope de la lista. Sí coincido que hay que tener una permanente revisión de los estímulos, coincido que algunos objetivos se han logrado, y también que puede haber objetivos que no están contemplados y deberían estarlo.

—¿Entonces hay espacio para bajar exoneraciones fiscales?
—Y para subirlas también. Algunas pueden ser bajadas, otras puede ser un error bajarlas, y otras puede ser un error no incorporarlas. Una parte de la trayectoria fiscal que queremos tiene que ser lograda en base a ingresos, y un clima de inversiones tiene que incluir estímulos económicos importantes, si no es muy difícil que funcione. Uruguay ya lo demostró con un buen paquete de estímulos económicos, construyó un clima de inversiones que durante la época de crecimiento importante funcionó muy bien.

Propone un acuerdo multipartidario para reformas las empresas públicas
—Hace días se divulgó un documento con propuestas para reformar las empresas públicas, ¿coincide en líneas generales?

—Tengo muchas coincidencias, sobre todo en materia de gobernanza de las empresas públicas y lo que implica sobre la administración y el manejo cotidiano de las empresas. Trabajamos en un proyecto de ley en este período que no pudimos resolver por razones de procedimiento parlamentario, que es muy coincidente con las líneas de trabajo.

—¿En el próximo período habrá respaldo político para reformar las empresas públicas?

—Es uno de los temas en que también tendríamos que forjar un gran acuerdo multipartidario, tratándolo como cuestión de Estado para poder avanzar por los menos en grandes lineamientos. Las empresas públicas juegan un papel muy importante.

—Uno de los temas que han venido planteando las gremiales empresariales es la competitividad y el valor del dólar, ¿qué responde?

—Tenemos que analizar el tema en términos de tipo de cambio real, porque no creo en la historia del atraso cambiario. El tipo de cambio real ha venido mejorando notoriamente en los últimos tiempos. Respecto al mundo en su conjunto se percibe claramente (la mejora), respecto al mundo exceptuando la región es notable el aumento del tipo de cambio real, y respecto al vecindario complicado, ahí el resultado empeora, sin duda. Pero en el promedio general, no se puede hablar de ninguna manera de atraso cambiario. Reconozco que tenemos que trabajar mucho por la competitividad y darle mucha importancia a la incorporación de conocimiento, de investigación, a estimular la investigación y el desarrollo en la inversión privada. Hemos puesto en práctica nuevos estímulos este año, porque con mirada de mediano y largo plazo sin dudas es el factor más relevante para explicar mejoras de la competitividad.

—¿El próximo gobierno podría dejar subir el dólar en atención al reclamo de las gremiales?

—Cometeríamos un grave error si abandonamos el régimen de política cambiaria que tenemos en vigencia, que es de flotación con intervenciones para evitar oscilaciones bruscas y seguir las tendencias internacionales. Es el mejor sistema por lejos que puede tener el país, porque ya probó los otros y fueron un desastre: el sistema de cambio fijo, con tablita y sin tablita; todos fracasaron y terminaron en crisis desde el punto de vista cambiario y financiero. Se ha dicho que el nuevo gobierno dejaría flotar el dólar, cuidado con eso, porque Uruguay no puede seguir el camino del desequilibrio cambiario que está mostrando Argentina, por ejemplo.

LA TRANSICIÓN CON EL GOBIERNO ELECTO
Para Astori, Arbeleche generó "un manto de pseudo oscuridad que no tiene ningún sentido"
Astori aceptó que quedó “dolido” con el tono de la campaña electoral, “porque no se puede ignorar tanto la realidad y calificarla tan duramente” por parte de los partidos que ganaron la elección. En ese sentido, expresó que “a Uruguay lo ven desde el exterior de una manera tan distinta a como lo pinta la oposición, tan radicalmente distinta”.

El ministro “tenía la esperanza” que los cruces “cesaran cuando empezó la transición”, pero no fue así: “escuché que la casa estaba en desorden y discrepo totalmente. Luego toda la historia de las tarifas, que demuestra contradicciones de todo tipo, durante cinco años nos pedían que bajáramos las tarifas aún en las ocasiones que bajaron en términos reales, porque el promedio de tarifas de los últimos años registra una evolución por debajo de la inflación en conjunto, y aún así hablaban de tarifazo”.

Defendió la medida de no ajustarlas en enero próximo, “porque al estar las empresas públicas en una situación mejor resolvimos trasladar parte del beneficio a la población”.

La semana pasada se dio la primera reunión de transición con la designada ministra de Economía Azucena Arbeleche. Ella dijo que la información brindada en la materia no era suficiente. “Le dijimos a la ministra que va a recibir toda la información que necesite y va a contar con el apoyo profesional de todos los funcionarios a los cuales necesite preguntarle cosas. Pero resulta que la ministra sale de aquí y dice a la prensa que no le dieron toda la información que necesita, información que pidió media hora antes, generando un manto de pseudo oscuridad que no tiene ningún sentido”. Astori dijo que “hubiera deseado” un mejor relacionamiento teniendo en cuenta los años que compartió con Arbeleche en el MEF, cuando la futura ministra estuvo en la Unidad de Gestión de Deuda.

—¿En los próximos años se visualiza como una voz de contralor de los aspectos económicos del nuevo gobierno?

—Prefiero hablar de contribución a que el país tenga la mejor situación posible. Naturalmente el Parlamento en sí mismo tiene una función de propuesta y de control. Tendremos que ser coherentes con lo que indica el rol o la función de un parlamentario, y en nuestro caso seguramente quienes trabajamos en economía y nuestra especialidad es esa, vamos a poner especialmente el acento en esa tarea. Seguramente estaré en la Comisión de Hacienda que se ocupa de estos temas. La respuesta es afirmativa, simplemente digo que además del control va a ser bueno que hagamos lo posible por hacer propuestas constructivas.

—¿Hay un riesgo de caer en una polarización entre dos visiones de país?

—Ojalá que no. Todos tenemos que hacer un esfuerzo para evitarlo. No lo puede hacer solo una de las partes. Sobre todo en este Parlamento lleno de sectores y fracciones, muy dividido aún dentro de los partidos. Vamos a ver qué pasa con la coalición de gobierno, que es todavía una interrogante, pero creo que se necesitan contribuciones de las dos conformaciones políticas, porque una sola no va a poder, y ojalá seamos capaces de lograr eso porque el país lo necesita.

—¿Cómo ve el futuro del Frente Amplio como oposición en el próximo período?

—También hay que mejorar mucho, sin dudas. El Frente Amplio tiene que renovarse desde varios puntos de vista. Uno es el generacional, hay en marcha un proceso de renovación pero también hay dos puntos de vista que yo creo muy importantes: la renovación de ideas, en un mundo cambiante las ideas no pueden permanecer incambiadas, hay que ir reconociendo ese mundo cambiante, entre otras cosas para transformarlo porque nadie puede transformar algo que no conoce; aparte de eso una renovación de la estructura de funcionamiento del Frente, con un objetivo muy claro y es acercar o acortar la distancia que existe hoy entre esa estructura y la voluntad del pueblo frenteamplista, que me parece es muy importante lograrlo. 

—Esos cambios que plantea para el Frente Amplio, ¿cree que serán más fáciles de procesar desde la oposición?

—Depende de cómo hagamos el proceso hacia ese objetivo. Siempre una derrota electoral puede generar fricciones, fracturas, pases diversos de facturas que terminen mal. Espero que eso no ocurra en el Frente Amplio y por eso el manejo de los tiempos es muy importante. Hasta ahora se viene encarando con serenidad el tema y por eso tengo una cierta tranquilidad al respecto. Ahora, como dije antes, nos va a ayudar mucho ver del otro lado un ánimo de colaboración, de contribución, que fue lo que tantas veces dijo el presidente electo Lacalle. Pasa que los discursos del presidente electo tenían dos partes, una que proponía eso y una segunda parte en la que criticaba durísimamente a la izquierda y al Frente Amplio. Y después lo siguió haciendo siendo ya presidente electo, con aquello que la casa no está en orden, y la irresponsabilidad, y todo lo demás, todo lo que escuchamos. Si esa actitud cambia y realmente desde el gobierno electo se muestran signos de acercamiento, de búsqueda de encuentros —lo que no significa estar de acuerdo si no simplemente saber que aún en el desacuerdo es posible encontrar un camino de entendimiento— eso va a facilitar mucho una buena reestructura del Frente Amplio, lo otro no.

Fotos: Leonardo Mainé

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